18 de julio de 2008

De vuelta en casa

     Por fin, después de algunos meses fuera con algunos asuntillos que tal vez cuente una de estas tardes, vuelvo a la isla. Parece que todo está en su sitio. He ido a visitar el Árbol de la Flecha, y sigue la flecha donde debe estar. El General también está en su sitio. Este año no se ha movido, no ha querido. Debe estar haciéndose mayor, claro que 356 años es una buena edad para una estatua de bronce.


    Veo que Sallie, la salamandra, ha estado contando algunas cosas de la isla. No os fieis mucho de ella: suele añadirle mucha literatura a todo lo que cuenta. Es muy exagerada para ser sólo una salamandra, pero sí es cierto que sin ella la isla no sería la misma. A veces he llegado a preguntarme si no será ella el espíritu de esta isla y porqué no lleva su nombre...


    También veo con regocijo que el pirata Coq no ha vuelto a aparecer por aquí, pero me intranquiliza el no saber nada de él durante mucho tiempo. Él está empeñado en que bajo esta isla hay un inmenso tesoro, pero para llegar a él debe dejarla hueco del todo. Y nunca se da por vencido.


    Por cierto, qué desconsiderada por mi parte. No me he presentado; soy Lula, pero podéis llamarme como todos por aquí: tía Lula. Para lo que queráis...

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